El jueves 29 de
septiembre dentro de los encuentros culturales con Alma visitamos un pueblo de
las alturas, IZNÁJAR, un pueblo que
me pareció más hermoso de lo que yo imaginaba. Es un pueblo perfecto, de una
blancura maravillosa, esta encalado hasta el frenesí y con un carácter secreto
que recuerda los romances de García Lorca. Ese grupo de gente encantadora que
son los amigos de Alma de la UMA, me acompañó durante la visita juntos fuimos
hasta la Torre más alta, a 533 metros de altura y rodeado por el rio Genil y el
arroyo de Priego. Hay en esa torre un azulejo con un poema de Rafael Alberti que le dedicó en 1925 y dice así:
"Prisionero en esta
torre, prisionero quedaría. / (Cuatro ventanas al viento). / -¿Quién grita
hacia el norte, amiga? / -El río, que va revuelto. / (Ya tres ventanas al
viento). / -¿Quién gime en el sur, amiga? -El aire, que va sin sueño. (Ya dos
ventanas al viento). -¿Quién suspira al este, amiga?/ -Tú mismo, que vienes
muerto. / (Y ya una ventana al viento). / -¿Quién llora al oeste, amiga?/ -Yo,
que voy muerta a tu entierro. / ¡Por nada yo en esta torre / prisionero
quedaría!".
Andar por estos alegres lugares en los que nunca antes había visitado me produce siempre ese estremecimiento propio de encontrarme en un lugar con una vasta historia.
Al regreso de Iznájar
volviendo por los geométricos dibujos que se abren entre los olivos de la extraordinaria
sierra cordobesa, no dejaba de pensar en el origen de las palabras árabes que
nos mencionó la extraordinaria guía municipal que nos acompañó:
Hins ashar// Castillo
alegre o pendenciero.
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