Estas palabras las pronuncio el rey de los cuentos Hans Christian Andersen, después de visitar casi toda España.
Esta pasión que me inculcaron desde pequeño por esta bella ciudad me ha llevado a escribir un breve relato en el cual el principal protagonista es Málaga.
Lo voy a desgranar por capítulos en este blog de Alma de la UMA, y lo escribo y publico con el ánimo y el deseo de ayudar a
conocer un poco mas esta bella ciudad, como era y cómo se vivía en el
tercer tercio del siglo XIX.
Lo que si quisiera dejar muy claro es el hecho de que este relato es ficción,
Y aunque para desarrollarlo me valga de personajes y situaciones reales, las he traslapado en el tiempo y me he encargado de juntar fechas y situaciones para hacer que ocurran, en un mismo tiempo y en un mismo lugar.
Es por esa razón que este relato es, pura ficción.
Una cosa es totalmente cierta, la
fecha del comienzo y los acontecimientos atmosféricos que se producen, son
reales y el personaje Arturo se corresponde con la edad que tendría en ese tiempo Arturo Reyes, nuestro insigne paisano y poeta.
Es apropiado que para situarnos en el contexto de nuestra
historia, entendamos cómo discurría
la vida en Málaga a finales del siglo XIX.
En los comienzos de
siglo y hasta mediados de los años 1850
son años para la expansión de la industria, y el comercio en Málaga, se crean
siderurgias, manufacturas y textiles que
hacen que sea entre todas las ciudades españolas sin temor a equivocarnos, una de las que más
había progresado a nivel industrial, hasta el punto de situarla como primera
ciudad industrial de España.
Hasta esas fechas, se establecen en Málaga, empresas y familias que la
proveen de un empaque y prestigio, que
la hacen de hecho situarse entre las más
industrializadas de España.
Su excelente ubicación, su puerto marítimo, su
extraordinario clima, y sus muchas virtudes habían logrado en aquellas fechas que multitud de personajes
importantes alabaran y hablaran de ella como una de la más extraordinarias ciudades del país.
Está Málaga llena de edificios, calles y paseos, que le dan un
empaque que hace que la sociedad elegante de aquellos años, (segunda mitad del
XIX) se sienta, muy orgullosa de ella.
Multitud de familias de alta alcurnia tanto inglesas como
españolas ya se han establecidos en la ciudad y casan a sus hijos e hijas con
lo más granado de las familias de la alta sociedad malagueña.
La familia Heredia, los Loring, los Larios, el marqués de
Salamanca, los Scholtz, los Krauel, la familia
Souvirón, etc.
Esta prosperidad emergente se reflejaba en resto de la
población, los habitantes de los barrios malagueños especialmente los que
vivían en los percheles y la trinidad, podían acceder con facilidad a los
innumerables puestos de trabajo que se habían creado desde principio de siglo.
Llega a las familias malagueñas, los periódicos es decir la
prensa, una actividad empresarial en emergencia, esto hacía que aquellos de la
población que sabían leer y escribir estuvieran al tanto de los acontecimientos
que ocurrían, no solo en Málaga sino en toda España.
La Bandera Liberal, El Avisador Malagueño, El Monstruo, Punto
y Coma, la Etcetera, La Gaceta Popular,
el rotativo La Luz, la Unión Mercantil,
El noticiero Malagueño, El Correo de Andalucía, son algunos de los diarios semanarios
y revistas que circulaban por la ciudad en aquellos años, dando a conocer los
acontecimientos que se están desarrollando en el país.
Así que estas eran las circunstancia en medio de las cuales
vivía nuestro protagonista el genial pero indomable Arturo.
Málaga 11 de Mayo del Dos mil 16
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